Con la frente fría

Con la frente fría, rayos nulos se entrechocan con el muro: tapadera gris de mi visión de mundo. Distancias entre las letras de me actividad imaginativa y sentidos, sueño con la constancia de poder soñar, gozo del que vive, calma del que muere... se me aísla dentro una voluntad de guerrero encadenado en la furia del cuerpo sucio, perezoso, bañado a un vomito continuo de años de vinos espumantes en las olas heladas de una prisión oceánica de burbuja y mar, sur de pescas sin esperanzas, desnutrido, se me han secados los huesos y ellos han pinchado el lado más sensible del corazón.Y es por ello que no puedo escribirle ni siquiera al dolor. Duele más el intento. Duele como nunca el silencio. Duele el oído tapado, el desinterés, no tuyo – que nunca lo hubo- pero el mío mismo, como un canal de ritmos aburridos, conocido matiz por matiz de su raíz, y nublado por las sombras de los peldaños que suben en un circulo infinito de repetición...